De niño, en los veranos, me llevaban a ver a los abuelos. Yo disfrutaba
mucho. El campo siempre me atrajo y todavía, cuando paso cerca de estos lugares
de mi infancia, no puedo dejar de recordar aquellos maravillosos parajes
naturales con mucho ganado pastando y esa estampa que presentan las vacas con
su afilada cornamenta y su actitud apacible ante un extraño, aunque solían ser
bastante esquivas. A mí me conocían y no rehuían mi presencia.
Estos animales tienen, por lo general, unas largas melenas de color rojo,
flequillos que arrancan de la testuz y unos cuernos enormes.
Son las vacas de las Tierras Altas que están por todas partes en Escocia.
Las había en Stirling, cerca del castillo. También en
el Woollen Mill de Kimahog que es camino de las Tierras Altas.
Estas vacas eran una preciosidad, como un enorme
juguete con el que poder disfrutar sin hacerte daño. Eran nobles, muy
resistentes y estaban preparadas para resistir el inclemente y duro entorno
escocés.
Mi abuelo las criaba con mucho esmero, pues de ellas
obtenía leche con mucha grasa y carne suficiente para vivir, él, mi abuela y
mis tíos. Todos estaban en el mismo trabajo; eran ganaderos y no gustaban de
las aficiones de mi padre que había preferido estudiar e irse a una ciudad muy
grande para vivir. Ellos, mis tíos, estaban aferrados a aquellas tierras que, a
mí, también me parecían maravillosas: todo era verde, había muchos bosques, los
animales eran libres y mis primos que eran mayores que yo, me dejaban corretear
a mi antojo por cuestas y alamedas naturales, así como por las praderas donde
estos animalitos parecían pasarse el día meditando.
Mi abuelo, también mis primos mayores, siempre me
advertían que no me aproximara a ninguna vaca que hubiese parido hacía poco
tiempo, pues estos animales, a pesar de su mansedumbre, sólo sacan
el genio para proteger a sus crías. Así que yo, cuando veía un ternero junto a
su madre, no me acercaba.
Las de mi abuelo eran de la raza Highland Cows, las más genuinas de
Escocia. Pero había muchas otras razas.
Muy cerca de Edimburgo, a las
afueras de Linlithgow, está el Beecraigs Country Park, un enorme espacio de más de 300 hectáreas donde
se puede disfrutar de la naturaleza y ver estos animales tan majestuosos y
potentes, pues suelen pesar entre 500 y 800 kg.
En la
granja de mi abuelo, también había caballos Clydesdale, una raza muy antigua
que se ha venido conservando y aún cabalgan con libertad por muchos lugares de
las Tierras Altas. Son unos excelentes caballos para el trabajo en el campo.
Y ahora, después de muchos años, me
acuerdo de aquellos veranos en los que mis padres nos llevaban a ver a los
abuelos y al resto de la familia.
Mi abuelo falleció hace ya mucho
tiempo y mi abuela también. Y mis tíos, también se fueron. Ya no tengo un lugar
como aquel para tumbarme en la yerba, rodeado de una docena de vacas de las
Tierras Altas de Escocia.
Dicen que todo lo que hay sobre la
Tierra es efímero; y lo que a uno más le gustó, más aún. Será por lo que mi
nostalgia se presenta cuando ya mi vida se va apagando, apagando, apagando…
Si vas a Perth vale la pena desviarse un poco para visitar el palacio de Scone, el
hogar original de la piedra sobre la que se coronaban los monarcas escoceses. Intenta
echarle un ojo a la manada local de vacas de las Tierras Altas.
¿Una destilería
de whisky donde pastan vacas de las Highlands? Increíble pero cierto: Auchentoshan Distillery. Cerca de esta destilería en
las Tierras Bajas de Escocia es posible contemplar a estas hermosas criaturas
en todo su esplendor.
Rothiemurcus Estate es otra de
las granjas donde se pueden ver vacas de las
Tierras Altas en Escocia. Muchos vienen aquí siguiendo las palabras
de Sir David Attenborough, que lo llamó
“Una de las glorias de la Escocia salvaje”. Si quieres admirar una
excelente manada de vacas de las Highlands, aquí las encontrarás.
Muy cerca de Dundee, está Camperdown Wildlife Centre, centro de naturaleza abierto todo
el año. Es un buen lugar para ver vacas escocesas.
Otra granja está en Dumfries and
Galloway, al sur de Escocia donde se puede ver de cerca vacas de las Highlands.
7
curiosidades sobre las vacas de las Highlands
- La raza de vacas de las Tierras Altas es, según
fuentes oficiales, la raza
de vaca registrada más antigua del mundo.
- Aunque mucha gente cree que todas las vacas
escocesas son pelirrojas lo cierto es que hay
de varios colores, del negro al blanco, pasando por tonos de marrón e
incluso rubias.
- El pelo de las vacas de las Highlands siempre es
largo y ligeramente ondulado (¡son unas presumidas!). Su pelaje tiene dos
capas: la exterior es algo aceitosa para prevenir que la lluvia les cale;
la interior es más suave y es la que les da calor durante los duros y
lluviosos inviernos escoceses.
- Las vacas de las Tierras Altas de Escocia no son
demasiado grandes ya que los
toros suelen pesar sobre los 800 kilos y las vacas unos 500.
- Esos cuernos largos y curvados que distinguen a
las vacas escocesas les resultan muy útiles en invierno porque les
permiten escarbar en la nieve sobre los pastos para llegar a la comida.
- Suelen
vivir hasta 20 años (y
pueden tener crías hasta los 18).
- Las vacas de las Highlands de Escocia son muy dóciles… excepto en el caso
de que sientan que sus crías están amenazadas. Así que, por si
acaso, no te acerques mucho si hay terneros a la vista.
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