La Cibeles sin agua; y el calor de agosto que
todo lo penetra. Es de noche y el paso entrecruzado de vehículos distrae al que
pacientemente aguarda el autobús. La furia de un motorista rompe, por un
momento, la curiosa armonía de unos que van y otros que aparecen, Alcalá arriba
o al contrario.
Por
Recoletos, desde la monumental plaza que conmemora la gesta de Colón, y,
además, sirve de prólogo a la Castellana, una linda guagua, roja y brillante
-nectarina madura-, aproxima a la acera del bulevar su carga de turistas embobecidos,
casi coritos por el calor que no acostumbran. Están de moda estos mastodontes
de dos pisos. Por unos duros te pasean por el Madrid histórico, por el Madrid
monumental o por el Madrid abucheado de fluorescentes que reclaman la atención
hacia tal o cual marca: la sociedad consumista del siglo XX se ha instalado,
con premura y diligencia, como aldabillo en el matacán de la globalización del
siglo XXI. Nadie puede con esta Revolución.
Hace unos años, no muchos, todavía podíamos
soñar con hacer las revoluciones en los cafés. Y muchos de nosotros creíamos
que el mundo iba a cambiar gracias a ese esfuerzo intelectual y cafeteril.
En las tertulias del Gijón se ha estrujado la
mocha más de uno, se ha hablado con altivez y recancanilla a destajo, y se ha
remejido a gusto la existencia, el marxismo y otros ismos de efímera vida.
Cuando la pasma surgía, el peje se hacía soca,
y con atildamiento nada disimulado sacudía el tamo de los pecados perpetrados
en el conventículo.
Presencié esa interpretación grotesca en alguna
ocasión. Entonces marchaba triste y desorientado a mi mechinal de la calle
Echegaray. La murria podía conmigo.
Poquito a poco, mis revoluciones se vinieron
abajo.
Hoy, talludito ya, entré en el Gijón; lo de
siempre, un café y un vaso de agua fría. Una escasa media hora contemplando el
paisaje y, como diría mi idolatrado Cela, el paisanaje. Todo sigue igual, más o
menos, aunque el rincón más auténtico siga siendo el de Alfonso, sin la menor
duda.
¿Sabrán los turistas del autobús bermejo que en
el Gijón se luchó contra lo que hoy, entre todos, hemos conseguido?
Madrid,
9 de agosto de 2001