CRÍTICA A LA RELIGIÓN
Un temor me acomete aquí: no vayas a creer que te inicias
en los principios de una ciencia impía y que entras por un camino sacrílego. Al
contrario, las más veces es ella, la religión, que ha engendrado crímenes e
impiedades. Así en Áulide, los caudillos elegidos de los dánaos, flor de los
héroes, torpemente mancillaron con la sangre de Ifigenia el altar de la Virgen
de las Encrucijadas.
Cuando las ínfulas que ceñían sus virginales trenzas
cayeron en partes iguales por ambas mejillas, cuando advirtió de pie junto al
ara a su padre afligido, y los sacerdotes a su lado ocultando el hierro, y los
ciudadanos deshechos en llanto a su vista, muda de terror caía de hinojos en
tierra.
¡Mísera! No le valía en este momento fatal el haber sido la primera en
dar al rey el nombre de padre. Asida por manos de hombres, temblorosa, al ara
fue conducida, no para salir escoltada al claro son del Himeneo, una vez
cumplido el rito solemne, sino para caer, pura, impuramente, en la misma edad
núbil, lastimosa víctima inmolada por su padre, a fin de asegurar a la flota
partida feliz y propicia. ¡A tantos crímenes pudo inducir la religión!
Lucrecio_"De la naturaleza, I, 80-101
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